Con Bosque infinito Balbina Lightowler desafía los límites del
arte y nuestra percepción. Lleva al extremo los bordes de la pintura, la
fotografía y el arte experiencial para invitarnos a habitar uno de sus paisajes
oníricos más recurrentes: el bosque sin fin. En sus obras, Balbina suele
descolocar las características del espacio urbano y el mundo que nos rodea,
trastocando y ponieno en duda nuestras categorías de espacio y tiempo.
Oscar Smoje
Director Palais de Glace
BOSQUE INFINITO
Miro el bosque como queriendo descubrir su esencia, en su silencio
aparecen millones de situaciones, fragmentos y detalles que no había visto
nunca.
El resplandor, las sombras
y el espacio se revelan, me sorprende.
Necesito reconstruir este lugar, inventarlo como refugio. Con los
recortes que tomo de la realidad armo un
nuevo universo ficticio, imposible, irreal, infinito, lo habito mientras lo construyo.
Está lleno de misterios, puedo entrar y salir, encuentro luces y
oscuridades, se mueve sigiloso, se deforma, me marea. El bosque se transforma
en textura generando nuevos espacios que recorro. Hay muchas maneras de estar
allí, hay muchas entradas también.
Podemos volar en este lugar con olor a hojas húmedas sin tiempo.
Un piso verde transparente y una inagotable sucesión de troncos y
sombras, como líneas o látigos verticales
que se repiten de manera aleatoria e insistente.
Espejos, simetrías, variaciones, reflejos, silencio, todo se multiplica, espacio
flotante, dado vuelta.
No hay distancia para alejarse y salir, el bosque nos envuelve.
Balbina Lightowler